Leishmaniosis Canina

Leishmaniosis Canina

La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria grave que afecta a nuestros perros y ocasionalmente a gatos. Se trata de un parásito microscópico que es transmitido a través de un grupo específico de mosquitos, los flebótomos. En concreto, son las hembras de estos mosquitos las que transmiten la enfermedad.

En los perros, los síntomas más llamativos son los cutáneos (costras, alopecias), la pérdida de peso y el crecimiento exagerado de las uñas; aunque esta enfermedad puede afectar a muchos órganos distintos y por ello tener presentaciones diferentes.

¿Cómo prevenir la leishmaniosis?

El método de prevención por excelencia es el control antiparasitario externo (en forma de collares, sprays y pipetas), para evitar la picadura del mosquito. Desgraciadamente, ningún producto es eficaz al 100 %. Los mosquitos se encuentran mayoritariamente en zonas húmedas; zonas rurales, parques y jardines principalmente. Aparecen desde la primavera hasta el otoño y su período de actividad diaria va por lo general del atardecer al amanecer, lo que debemos tener en cuenta a la hora de pasear a nuestras mascotas.

Existen también vacunas frente a la leishmaniosis que ayudan a estimular y fortalecer el sistema inmunológico de nuestros perros, pero la única forma de que nuestro perro no se contagie es que no le pique un mosquito infectado. Otros métodos de control son el uso de mosquiteras y evitar que los perros estén en el exterior durante el período de vuelo del mosquito en la medida de lo posible.

Para detectar la enfermedad, existen tests de diagnóstico rápido que pueden realizarse en la clínica. Se recomienda hacer estas pruebas una vez al año para realizar un diagnóstico precoz de la enfermedad y adecuar el tratamiento a cada paciente lo antes posible. Es imprescindible realizar estas pruebas en perros en los que se sospecha de esta enfermedad.

¿Cómo curar la leishmaniosis?

Actualmente, existen varias opciones de tratamiento que van a variar en función de la edad, estado físico y carácter del perro, así como de las preferencias del propietario. Además, una vez diagnosticamos la enfermedad, debemos llevar a cabo controles frecuentes de la misma mediante chequeos veterinarios y analíticas sanguíneas para detectar cualquier recaída en nuestro animal. Debemos recordar que estos tratamientos solo controlan los síntomas y es extremadamente raro que la enfermedad desaparezca por completo en un perro infectado.

Respecto a la convivencia con estos animales, para transmitir la enfermedad, un perro infectado debe ser picado nuevamente por un mosquito y este picar a otro perro. Por ello, teniendo un buen control antiparasitario podemos mantener juntos perros enfermos y sanos con un riesgo muy bajo.

Existen casos descritos de contagio en personas, aunque son raros y normalmente afectan solo a personas con inmunodepresiones graves (enfermos de SIDA, personas con medicaciones para trasplantes, etc.). El tipo de leishmania presente en España, Leishmania infantum, es muy susceptible al sistema inmunitario de las personas, por lo que el contagio a personas es poco probable.